Recordando a Grecia

Fecha de publicación: 16-jul-2015 17:08:58

| Por Olga Elena Martínez Gómez | Ayer, en el festival de poesía de Medellín, mientras escuchaba al poeta griego Dinos Siotis, declamar una hermosa poesía sobre “una mata de mango” en la sala de su casa, sus palabras tuvieron la magia de llevarme hasta allí para hacerme sentir la brisa fresca que entraba por las puertas y las ventanas abiertas de su hogar, al igual que una sensación de paz que parecía estar asida del poema. Llegó a mi mente la difícil situación financiera por la que está pasando este hermoso país y lo lejana que se encuentra esta sociedad occidental del amor por la cultura y el arte, porque el dios de este siglo es el dinero y el poder en todas sus esferas. A ningún país europeo parece importarle que Grecia haya sido la cuna de la civilización occidental, donde se originó el teatro, brilló la poesía, la literatura y tuvo a grandes filósofos que aportaron en demasía a nuestra sociedad. En esta época, donde impera la sociedad de consumo y la mediocridad en todos los campos del conocimiento y prima la ley del menor esfuerzo, es casi impensable que algún país poderoso como Alemania, que alguna vez Grecia le dio la mano, le ayude a superar esta dura crisis. Es una lástima que esta maravillosa zona de los Balcanes esté cayendo hacia una sima de donde le será difícil salir, porque a pesar de los tiempos tan superfluos que nos agobia día tras día, continúan entregándonos sus riquezas arqueológicas que han dado una luz tan incandescente que lograron traspasar las barreras del tiempo y el espacio y aún podemos maravillarnos y enriquecernos con sus legados cuando recorremos la Acrópolis, el ágora, los teatros o los múltiples templos que nos recuerdan con cada cimiento que aún están en pie, que el ser humano es más que dinero, o reinados de belleza, y que todavía estas maravillas pueden sacudir nuestro interior para repensar mejor este mundo frenético y detenernos un poco en otro tipo de belleza que alboroza el alma o ilumina el pensamiento, que es imperecedera y que aún está presente en cada recodo del barrio Plaka en Atenas, en Corinto, Olimpia, Delfos, Tesalónica y en muchos más de ese maravillo país llamado Grecia.